Eric y su esposa My Hanh viven entre Francia y Vietnam, país vecino de Camboya.
"Apasionado de los viajes y la cultura asiática, descubrí Camboya hace unos diez años, cuando visité por primera vez Siem Reap (la capital turística de Camboya) y los templos de Angkor Wat.
A pesar de un pasado reciente doloroso y unas condiciones de vida difíciles, el pueblo camboyano es acogedor y abierto, le gusta compartir su cultura y tradiciones con sus visitantes. Cuando me ofrecieron mi primer krama, me enamoré de este pañuelo y de la cultura jemer asociada a él.
Desde entonces, llevo un krama todos los días, pero quería hacer algo más para ayudar a estas mujeres, que tejen a mano en antiguos telares de madera, a ganarse la vida dignamente con su trabajo.
En Krama Khmer queremos promover esta artesanía local y transmitir este saber hacer tradicional de generación en generación. Krama Khmer ofrece accesorios de moda ética de alta calidad. Están confeccionados en nuestros talleres por tejedores que se benefician de buenas condiciones de trabajo y una remuneración justa. »
Camboya tiene una rica cultura e historia que la distinguen, y cada aspecto de su encanto único contribuye a mi afecto por esta fascinante nación. En primer lugar, la historia de Camboya, aunque a veces trágica, es profundamente cautivadora. Los restos de los templos de Angkor, en particular Angkor Wat, son testigos de la antigua grandeza del Imperio Jemer. Caminar por estos majestuosos templos me transporta a un pasado glorioso, donde la elaborada arquitectura y las refinadas tallas cuentan historias de deidades, reyes y batallas épicas. El modo en que estas estructuras han sobrevivido a los siglos es una fuente constante de asombro y me invita a reflexionar sobre la perseverancia humana a lo largo de la historia. En segundo lugar, la calidez y hospitalidad del pueblo camboyano es insuperable. Vayas donde vayas, te reciben con sonrisas genuinas y amabilidad desinteresada. Los camboyanos suelen compartir rápidamente sus costumbres, historias personales y visiones del mundo, creando una experiencia cultural inmersiva y auténtica. Esta conexión humana me dejó recuerdos imborrables y me hizo sentir parte de la comunidad local. La cocina jemer es también un aspecto importante de mi amor por Camboya. Los sabores complejos y los ingredientes frescos están omnipresentes en platos tradicionales como el amok, el lok lak y las deliciosas frutas tropicales. Los mercados locales ofrecen un festín visual y gustativo, donde descubrir nuevos sabores y texturas a la vuelta de cada esquina. La cocina camboyana es una forma de entender la cultura y la identidad del país a través de la degustación de platos preparados con amor y tradición. Los paisajes de Camboya son también una gran baza. Desde exuberantes arrozales a pintorescas playas y pueblos flotantes en el Tonle Sap, el paisaje camboyano ofrece una sorprendente diversidad. Cada región posee una belleza única, lo que significa que mis viajes a Camboya siempre están salpicados de descubrimientos sorprendentes y panoramas sobrecogedores. Por último, el arte y la cultura de Camboya son sencillamente cautivadores. Ya sea la danza tradicional Apsara, los coloridos tejidos o la delicada artesanía, cada forma de expresión artística está impregnada de historia y significado. Asistir a un espectáculo de danza Apsara o visitar talleres artesanos me recuerda la importancia de preservar y celebrar las tradiciones culturales, al tiempo que se permite a las generaciones futuras apreciarlas.
En resumen, mi amor por Camboya se basa en su rico y fascinante pasado, su acogedora gente, su deliciosa cocina, sus variados paisajes y su hechizante cultura artística. Cada viaje a este país me deja recuerdos preciosos y un deseo constante de explorar y comprender más sobre esta maravillosa nación.
